Borges y el humor

Mes Borges

El humor funciona a través del pensamiento. Confundir lo que es con lo que no es, poner algo donde no va, encontrar las fallas del pensamiento y romperlo. Algo así como la poesía, que es, también, un intento por romper el pensamiento.

Podemos percibir en cualquier ámbito, una costumbre muy arraigada de reproducir fallas del pensamiento. Para no caer en esta tentación, como si tuviera la posibilidad de elegir, no es la intención de esta mala literatura hacer un análisis de los mecanismos del humor borgeano. Sino, más bien, un descarado catálogo de anécdotas, seleccionadas sin ningún tipo de protocolo, simplemente por el capricho sentimental que representan:

  • Afirmaba Borges: “Yo siempre digo que en Argentina hay dos tipos de ficciones: nuestro peso y las novelas de mi amigo Bioy Casares”.

Nadie puede ser capaz de afirmar que ignoramos la actualidad.

  • Cuando Borges era presidente de la SADE, un miembro angustiado le preguntó:

— Borges, ¿qué podemos hacer por los jóvenes poetas?

— Disuadirlos —contestó Borges.

  • Otro desmesurado, en cierta ocasión, le estrechó la mano y, pleno de emoción, le dijo:

—¿Usted sabe, Borges? Yo escribo.

—Yo también.

  • Hubo una señora que lo paró en la calle y le preguntó:

—¿Usted es Borges, ¿verdad?

—Momentáneamente.

  • Hay una curiosa anécdota: un periodista le había preguntado si él primero escribía en inglés y después lo traducía al castellano. Efectivamente, le contestó Borges, es como usted dice. Y le diré más, le diré que una de las cosas que más me costó traducir del inglés fue:

Negro el chambergo y la ropa

negro el charol del zapato.

Un balazo lo tumbó

en Thames y Triunvirato.

Se mudó a un barrio vecino.

El de la Quinta del Ñato.

  • Cuando Borges era todavía profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, una mañana irrumpió un muchacho en su aula y lo interpeló:

—Profesor, tiene que interrumpir la clase.

— ¿Por qué? —preguntó Borges.

—Porque una asamblea estudiantil ha decidido que no se dicten más clases hoy para rendir homenaje al Che Guevara.

—Ríndanle homenaje después de la clase —agregó Borges.

—No. Tiene que ser ahora y usted se va.

—Yo no me voy, y si usted es tan guapo, venga a sacarme del escritorio.

—Vamos a cortar la luz —Prosiguió el otro.

—Yo he tomado la precaución de ser ciego. Corte la luz, nomás.

  • Cuenta un conocido de Borges, cuyo nombre escapa a nuestra memoria, o quizás nunca la visitó:

“Una noche, fuimos a comer con Borges y varios escritores a un restorán. El lugar estaba extrañamente vacío. “Por algo será”, pensamos unos cuantos. Hicimos el pedido. Como siempre, Borges pidió papa natural. Pero pasó más de media hora y el pedido no venía y no venía. Ya habíamos agotado varias paneras y varias botellas de agua mineral, ya habíamos pellizcado todo lo que se podía pellizcar y la comida no venía.

De pronto, en mitad del silencio, se oyó a la voz de Borges decir:

—Caramba, ¡qué bien se ayuna en este restorán!

  • ─ ¿Qué opina, Borges, de Nabokov? ─ le preguntaron una vez.

Y dijo él: ─Nabo…, ¿Nabo qué?

  • Hay un hecho que ocurrió en Pehuajó y que figura en Borges, sus días y su tiempo. María Esther Vázquez le recuerda a Borges la vez que estuvo en Pehuajó y un estúpido lo volvió loco recitándole coplas camperas. Pregunta María Esther:

─Y aquella de Pehuajó que inventaste, ¿cómo era?

─Un poco escandalosa. Había una persona de Pehuajó que me tenía harto. Entonces yo le pregunté si él conocía aquella famosa copla de Pehuajó y se la recité mientras la inventaba:

En el medio de la plaza

del pueblo de Pehuajó…

(Observa, María Esther, la aliteración: plaza, pueblo, Pehuajó, que se repite en el último verso)

En el medio de la plaza

del pueblo de Pehuajó

hay un letrero que dice:

la puta que te parió.

─ ¿Y sabés qué me contestó el hombre en cuestión? “Sí, Borges, ya la conocía”.

  • Opinó una vez Jorge Luis Borges:”¿La penúltima puerta? Qué buen título. Mallea tiene una notable capacidad para elegir buenos títulos. Es una lástima que se obstine en añadirles libros”.
  • Jorge Luis Borges, también, era un gran poeta. y nos ha dejado versos increíbles que me tomo el atrevimiento de compartirles:

Parado en las cinco esquinas

con toda mi complacencia

por ver si te rompo el culo

voy haciendo diligencia.

  • También contaba la historia de un doctor amigo suyo que se llamaba Olejavesca, y él le había hecho un poema que decía:

Si prudente se cagara

antes de empezar la gresca

otro gallo le cantara

al doctor Olejavesca.

  • Una vez Vargas Llosa fue a visitar a Borges, a un departamento muy modesto que tenía, y le preguntó: “¿cómo puede ser que usted viva en este departamento?”. Entonces, Borges se levantó, lo saludó y le dijo: “Nosotros, los caballeros argentinos, no hacemos alarde”.

Y al día siguiente Borges decía: “vino un peruano que debe trabajar en una inmobiliaria, porque quería que yo me mudara”.

  • Cuando Borges ya estaba muy viejo y hacía mucho que no aparecía en los medios, sale publicado en una revista que había muerto. Y Borges sale a contestar y dice: “la noticia no es falsa, es prematura”.

Para finalizar este catálogo de anécdotas, frases, retruques de Borges, que no fue para nada respetuoso de la burocracia literaria, el siguiente carismático corto:

  • Un muchacho Spinelli (o de nombre parecido) contó a Borges este episodio, ocurrido en tiempos de Yrigoyen: Un malevo que acaba de salir de la cárcel y no quiere nuevas complicaciones es perseguido por el comisario de Pergamino. Junto a las vías del tren, el comisario lo alcanza. En ese momento llega un tren; el malevo sube a un vagón, y exclama: «Ya no me podés agarrar. Estoy en territorio inglés». El comisario, que no era de muchas luces, tiene un instante de vacilación, el tren parte y el malevo se salva.

Publicado el 6/8/2022

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